Antes de nada, quería pedir disculpas a todos por dejar un poco de lado este espacio durante este mes pasado. Normalmente Agosto es un mes que me lo tomo "sabático" y dejo descansar un poco a las lubinas.
Hace una semana que volví de Galicia, pero esa es una "historia"que ya contare otro día, aunque os adelanto que no fue muy productiva en lo que a las lubinas se refiere. Eso si, estando el amigo Juanpoper de por medio, las alternativas fueron "varias", lastima que algunas de ellas no sean "aptas" para documentarlas en un Blog de pesca, pero quizás ponga un vídeo de "improperios", que los hubo...y muchos!! (¡¡eh meu!!)
Al margen de la pesca, la experiencia como no podía ser de otra manera fue inigualable, ya os contare....
Como comentaba, llegué de tierras Gallegas con "mono" de pesca. Más bien, con ganas de pegar un bicho en condiciones, ya qué, reconozco que ya no me acorbada de una lucha decente con una buena loba.
Tras madrugar y buscar un acceso "alternativo" al pesquero elegido, comprobamos que las condiciones de mar tanto como de marea eran las apropiadas para una posible captura. La nota negativa era que las algas ocupaban gran parte del pesquero, así que, tocaba buscar un punto adecuado para poner el señuelo en funcionamiento, tarea nada fácil. En estas condiciones no dude que un vinilo era el señuelo mas adecuado para atenuar la presencia de las algas. Tras un fallido primer intento en una de las posturas, me desplacé a otra, a pocos metros de la anterior, mi compañero Dani, se apostaba a pocos metros a mi derecha, lanzando los dos practicamente al mismo espumero.
A los pocos lances me sorprende una buena clavada, seguida de sus correspondientes arrancadas, que confirmaban que la pieza es buena, así se lo hago saber al compañero, para que me eche una mano para poder vararla.
La lubina emerge a la a superficie, dando sus característicos cabezazos de un lado a otro, pero acto seguido se vuelve a sumergir sacando abundante hilo del carrete, tras un par de fuertes carreras mas, parece rendirse y la voy acercando hacia la orilla, aunque tengo que esperar a que Dani llegue, ya que, la lubina es hermosa y la postura me dificulta bastante cobrarla por mi mismo, lo que me supone mantenerla durante unos eternos segundos en la orilla a merced de la corriente y de las olas.
Lejos de ponerme nervioso disfruto y mucho del momento ya que compruebo que la lubina viene muy bien clavada. Le indico a Dani por donde acceder a ella para echarle mano y tras unos momentos de cierta indecisión y de gran tensión, al final pudimos cobrar la pieza entre los dos, la tensión del momento se tradujo acto seguido en una gran alegría por parte de ambos, la captura así lo merecía